La vela 22:22
La creación de la vela 22:22
Hay momentos que parecen simples coincidencias, pero en realidad son señales. Así nació la vela 22:22, una de las creaciones más especiales de Vela Única.
Desde el inicio de nuestra historia, una persona muy querida sigue acompañándonos de otra forma. Su presencia se manifiesta en los pequeños detalles… y uno de ellos, que comenzó a repetirse con fuerza, fue el número 22:22. Esa hora aparecía una y otra vez —en el reloj, en el móvil, en los instantes más inesperados— como un recordatorio silencioso de que esa luz seguía con nosotros.
Esa señal se convirtió en inspiración. Decidimos transformarla en una vela que simbolizara la conexión entre el cielo y la tierra, entre lo visible y lo invisible, entre los recuerdos que permanecen y la energía que nunca se apaga.
La 22:22 no es solo una creación: es un mensaje. Un recordatorio de que siempre hay una presencia, una guía, una luz que nos acompaña incluso cuando no la vemos.
Por eso, cada vez que se enciende una 22:22, se abre un pequeño espacio de calma, gratitud y conexión. Es nuestro homenaje; la forma de mantener viva la energía que nos impulsó a crear Vela Única.
22:22 — La hora en la que el universo nos recuerda que nada sucede por casualidad.
